“Par?s, 1971. Me llamo Mathilde Kschessinska y fui la bailarina rusa m?s importante de los escenarios reales. Pero el mundo en el que nac? ha desaparecido y todos los actores que representaron papeles en ?l han desaparecido tambi?n: muertos, asesinados, exiliados, fantasmas andantes. Yo soy uno de esos fantasmas. Hoy en d?a, en la Uni?n Sovi?tica est? prohibido pronunciar mi nombre. Las autoridades lo han eliminado de sus historias del teatro. Tengo noventa y nueve a?os, una dama anciana con redecilla y cara de amargada, y sin embargo a?n me siguen temiendo.”