Tanta insistencia se ha puesto en ponderar la calidad de los ensayos y novelas de Unamuno, que se ha olvidado el tesoro literario de sus cuentos, merecedores de un lugar destacado en el estudio de su obra. Su valor se incrementa cuando comprobamos que fueron ra?z de lo `nivolesco` y que don Miguel ve?a en el g?nero la itineraci?n hacia atr?s de la vida, un corte m?s profundo en lo vivido y, por ende, la forma protoliteraria que recoge las resonancias m?s arcanas de la psique humana.A trav?s de estas narraciones, de estos Cuentos de m? mismo, llega a nosotros el eco inquietante de don Miguel de Unamuno, de una personalidad esc?ptica, ag?nica y pol?mica que reitera en todas y cada una de sus criaturas de ficci?n y har?n las delicias de los lectores. De aqu? que estos Cuentos de m? mismo lleguen a lo m?s alto o m?s hondo, con abundantes huellas autobiogr?ficas.
Miguel de Unamuno escribi? Niebla, en 1907, y desde su primera publicaci?n en 1914 no ha dejado de reeditarse y se ha traducido a multitud de idiomas, lo que prueba su inter?s y vigencia, pero ?qu? es Niebla? Su autor la calific? de `novela malhumorada`, de `nivola`, de `rechifla amarga`. La realidad supuesta de «Niebla» es la de un caso patol?gico en busca de su ser a trav?s del di?logo, pero el autor ha organizado esta an?cdota en un juego de espejos, un laberinto de apariencias y simulacros donde al final lo ?nico real es el propio acto de lectura que estamos realizando, en el que Unamuno da a sus lectores importancia de re-creadores, de eslab?n final de la cadena narrativa.