Al pie de la estatua de m?rmol de Augusto se le?a la inscripci?n: Imperator Caesar Augustus Divi Filius. Un aciago d?a, un rayo fundi? la C de C?sar; entonces el or?culo augur? que al emperador s?lo le quedaban cien d?as de vida. Augusto, profundo creyente de profec?as y portentos, es ya un anciano, ha perdido a su ?nico hijo, ha enterrado a sus amigos y rememora lo que ha sido su existencia junto con sus m?s rec?nditos pensamientos en una serie de escritos que numera a partir de cien, en orden descendente: uno por cada d?a que le queda de vida. En el primero exclama. «Dadme cicuta contra la locura que ataca la excitable estirpe de los poetas.»
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