Alguien ha pintado un cuatro negro, invertido, con la base ancha, sobre cada una de las trece puertas de un edificio del distrito 18 de Par?s. Debajo aparecen tres letras: CLT. El comisario Adamsberg las fotograf?a y titubea: ?es una simple pintada o una amenaza?En el otro extremo de la ciudad, Joss, el viejo marino bret?n que se ha convertido en pregonero de noticias, est? perplejo. Desde hace tres semanas, en cuanto cae la noche, una mano desliza incomprensibles misivas en su buz?n. ?Se trata de un bromista? ?Es un loco? Su bisabuelo le murmura al o?do: «Ten cuidado Joss, no s?lo hay cosas bonitas en la cabeza del hombre».
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