?Era, en efecto, el autom?vil de Maruja. Hab?a transcurrido por lo menos media hora desde el secuestro, y s?lo quedaban los rastros: el cristal del lado del chofer destruido por un balazo, la mancha de sangre y el granizo de vidrio en el asiento, y la sombra h?meda en el asfalto, de donde acababan de llevarse al chofer todav?a con vida. El resto estaba limpio y en orden?.Gabriel Garc?a M?rquez
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