Este cuarto volumen de las Ense?anzas de don Juan se abre con un encuentro entre Castaneda y su maestro, en el que el disc?pulo pregunta a don Juan: «?Por qu? me dio plantas visionarias en el inicio de mi entrenamiento en el camino del conocimiento?» La respuesta a esta demanda es: «Por tu falta de sensibilidad; necesitaba una herramienta para abrir esa cabeza tan dura». Dicho y hecho: en este punto nuestro autor reemprende sus ense?anzas sin la ayuda expl?cita de las plantas, prosiguiendo su aprendizaje en el camino de la sabidur?a del enigm?...
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