El ?nico indicio del vasto incendio que asolaba los bosques milenarios lo ofrec?a el sangriento resplandor que flotaba detr?s de las monta?as, coron?ndolas con una singular claridad. El reflejo, vivo y radiante sobre el cielo inmediato, se amortiguaba luego diluy?ndose de nube en nube. Sobre las pampas centrales semejaba todav?a un prolongado crep?sculo bermejo. M?s all? el fuego se denunciaba apenas en un leve centelleo, igual al indeciso crecer del d?a. Desde las costas del golfo Grande, pod?a vislumbrarse el horizonte cortado por los cerros desiguales, en el que ...
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